miércoles, 9 de septiembre de 2009

Una carrera de ginebra

El Chino me habló con su voz aguardentosa tipo Leonard Cohen:

- Wilson, entonces, como va a ser la cosa?

La pregunta sono como lo que era, el momento de las definiciones. El Chino había sobrevivido a los turbulentos 70, los duros 80 y los felices 90 y ahora, en los todavía incipientes dos miles, el tipo gozaba de un prestigio que rozaba la leyenda. Y como todas las leyendas, estaba a dos pasos de la mentira...

Pero ahora estaba el desafío echado. Me animaría, frente a todos estos tipos, a poner en juego mi buen nombre? El silencio se podía sentir incluso con el duro rock sonando en los castigados parlantes del bar El Peñón, de San Telmo. Levemente desconados pero con el volumen bien alto, producía el inconfundible ruido a lata. Pero siempre era mejor que sentarte en otro lado a escuchar mariconadas.

Mi fama de bohemio se había hecho fuerte en ese bar, aunque siempre estaba a la sombra del Chino. Si había que creerle, el tipo había sido el primer fan de los Redonditos de Ricota y se había fumado un porro con Sting cuando vino the Police en el 80 y pico, había estado en cana 3 veces y se había cogido a Graciela Alfano en los años de facultad de Ingeniería. A mi los mentirosos me joden, salvo dentro del contexto "de la buena o mala literatura". Pero el Chino tocó fondo cuando contó sobre su supuesta amistad con el mítico Luca Prodan:

- Cuando el tipo se hizo famoso se puso medio puto, agrandado. Entonces yo le dije "loco, ya no sos igual que cuando te conoci, sos tan diferente? o sos igual a mi?" y de ahí el tipo sacó la letra para la canción, entendés?

Bueno, eso me hizo gracia. Que tipo chanta! Había que hacer algo y lo hice:

- Ahh mira vos che, así que Luca Prodán te afanó una letra. Y por que la canción se llama 1989?
- Bueno, es que eso pasó en 1989...
- Pero Luca se murió en 1987.
- Es que iba a pasar en el 89. En el futuro, entendés? Como el Eternauta...
- Que tiene que ver el Eternauta? Vos estás en pedo y sos un chanta, Chino.
- En pedo?? En pedo yo??? El Chino?? Mira pendejo, Wilson, como le dije a Luca, te gano una carrera de ginebra cuando quieras...
- Eso no le dijo Luca a Pappo? Dejá de chamuyar.
- Chamuyar o no chamuyar, me escuchaste? Te dije que te gano una carrera de ginebra... y creo que ahora mismo, si te animás, claro.

Mi habilidad de beber había sido puesta en tela de juicio. Si bien el Chino era un chanta de primera, y estaba bastante borracho, la ginebra es traicionera. Podría terminar mal, yo tampoco estaba del todo sobrio y además, sentía una incipiente indisposición estomacal... Mis pensamientos fueron interrumpidos, el Chino puso dos billetes de cincuenta sobre la barra y al lado una cajita, y dijo:

- Wilson, entonces, como va a ser la cosa?

Cuando recuerdo lo que pasó esa noche, llego a este punto y no puedo evitar pensar en el destino. Es increible como los sucesos dependen a veces de los intestinos de una persona. Por un lado sentía los inconfundibles retorcijones que anuncian diarrea; pero por otro lado no podía recular. A veces pienso que si me hubiera sentido un poco peor...

Pedí una botella y dos vasitos.

Es una falacia creer que las bebidas blancas hay que tomarlas de un golpe. Lleva un entrenamiento soportar el fuego pasando lentamente por tu garganta, pero de esa forma se aguanta mucho más. No es para cualquiera, si no te gusta la ginebra nunca vas a poder hacerlo. Pero claro, no es mi caso. El Chino no sabía esto, o si lo sabía no lo ponía en práctica, o pensó que yo sería más fácil.

Hasta el tercer vasito los sopló como si fueran Hepatalgina. Yo desde el primer momento opté por la estrategia de la lentitud.

- Que pasa Wilson? Estás lento...
- Y a vos se te traba la lengua Chino, tenés miedo?

A favor del Chino hay que decir que aguantó todo lo que pudo... literalmente.

No se cuantos vasitos iban, pero ya se veía que estaba totalmente borracho. Despeinado, los ojos cansados, ya no hablaba ni impostaba seguridad. Pero servía, un vaso tras otro, uno tras otro...

Cayó pesadamente sobre la barra. Los amigos gritaban "Wilson campeón!" y nadie se fijó en el Chino tirado como un muñeco grotesco sobre la barra; hasta mucho después, a la hora de pagar.

- Barman, cobrate de ahí, invita Wilson con la plata del Chino. Chino, movete, pelotudo...

Al empujarlo lo noté raro. Creo que me di cuenta en seguida, ni siquiera hizo falta la comprobación de lo fatal, el corazón no hacía más ruido... el Chino había perdido su última apuesta.

Cuando nos íbamos, siguiendo al enfermero que llevaba lo que quedaba de nuestro amigo, el barman me dijo:

- Wilson, llevate tu cajita...

La cajita del Chino había quedado olvidada en la barra. La abrí y tenía un par de cartas cerradas y una foto, de él 20 años más joven abrazado a un pelado de anteojos y con una botella de Bols en una mesa. Y la dedicatoria decía "No tan distintos, fuck you".

w.

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