lunes, 27 de julio de 2009

Milonga

Lunes frío. Lunes a la noche. Nada puede salvarte del absimo de una ciudad que devora los sueños medioclasistas de sus habitantes. Esos estamentos sociales que día a día conviven en la convulsionada Buenos Aires. Una ciudad que se regenera esquina a esquina, ante la indiferencia de linyeras e intelectuales.
"Esto no es tango", se cansaron de decir los compadritos de la vieja escuela sobre la música de Piazzolla. "El tango es música cuidadana. Yo hago música de Buenos Aires. Entonces, yo hago Tango", dijo el Maestro y puso fin a un debate que murió antes de existir.
Pocos mundos pueden dar la posibilidad de coexistir en la misma cornisa de clases como lo dá el tango... el narigón cabecea a la rubia coqueta que esta noche estrena zapatos de comme il faut... si, de esos que cotizan en euros... pero que de nada sirven si no le sacan viruta al piso. Y mientras en la barra, los viejos zorros de siempre esperan el fin de la tanda para encarar a las nuevas gringas que buscan con tanta ansiedad eso que por aquí sobra...
Estan las amantes de los espumantes que alternan elevados cocktails palermitanos de grandes marcas con milongueros de cuerpo y alma. Están las nuevas. Están las de siempre. Está el DJ, que hace sus apuestas con la de rojo... y le corta la inspiración al de jeans y zapatillas.

Todos hacen su juego... y paradójicamente... todos ganan.

Lunes dijo alguien? La milonga no tiene día, sólo noche.

W. Wilson

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