Hace unos días me pararon en la calle y me preguntaron que pensaba de la desmesura. Fue en ese instante donde sentí desde mis fueros más intimos una desorbitante necesidad de romperle la cara de un golpe al periodista.
Dudé por unos segundos, y decidí proseguir con mi bajo perfil de ciudadano gris bajo una manta de falsa cordura. Muté en extranjero recién llegado a estas tierras emergentes y proseguí mi marcha sin más que un gesto adusto de "Me no hablo espagnol".
Pero esa personificación no hizo más que enajenarme y despertar mis más violentos instintos combativos y... eso sí que es desmesura.
Locura.
Sexo droga y rock n´roll.
O tal vez... pensándolo bien... onanismo, mate con hierbas y Chaqueño Paleveccino, lo mismo dá.
Desde ese día no hago más que preguntarme que haría si volviera a cruzarme con ese periodista inquisidor.
Imagino a veces que podría volver a mantener la calma.
O tal vez no.
Pensándolo bien, creo que sería bastante difícil.
Más considerando un sueño recurrente que me agobia en las siestas de los días de calor.
Me encuentro con un bate de beisbol en mis manos frente a un auto nacional de más de 10 años con su perturbadora alarma penetrando los fueros más intimos de mis tímpanos.
Y es ahi cuando el mundo onírico se funde con las dudas de mi realidad cotidiana.
Destrozaría en mil pedazos su parabrisa?
Converiría en simpáticos patos empetrolados-flotadores las cubiertas del vehículo para disfrutar en la pileta un domingo de sol?
Dejaría reducidas a artesanías sus guardabarros delanteros y traseros confiriéndole un notable valor de reventa a despistados gringos en plaza Francia?
O me dejaría seducir por las mieles del Air Guitar con las escobillas traseras?
Pueden pasar este domingo por el puesto nro 54 y sacarse la duda...
Excusividades de chapa con incrustes de caucho y vitrofusión...
(y aceptamos el dolar a $5!).
Wilson W.
P.D: me parece que este relato le va a gustar a Will W. que hacía tiempo venía reclamando un post de alto impacto!
lunes, 1 de marzo de 2010
Excepcionalmente Rutinario y Ajedrecísticamente Determinista
La luna alumbra Buenos Aires. Como en un cuadro de Magritte, el cielo celeste cubre la nocurna ciudad iluminada por los faroles testigos y cómplices. Los autos pasan raudamente en busca de sus destinos de rutina y excepción. Los hay raudos, los hay ralentizando el sopor de una noche de agobiante verano porteño.
Calor, destino y movimiento. Tres elementos fundacionales que invitan a la desmesura, si uno conoce la porporción perfecta de una receta vox populi que no por eso deja de inundarse de secretos.
El calor nos invade y nos transforma. No nos deja pensar, y a su vez nos libera de presiones y explicita nuestra creatividad, mostrando nuestro lado más salvaje. Ese lado que sólo algunos se han atrevido vislumbrar y otros tantos nos hemos conformado con imaginar.
El destino nos monta en su montaña rusa de emociones y vivencias sin lógica aparente, pero que no es más que un ajustado ajedrés social con más jaques mates que recuperos de reinas...
Nos movemos a través de un tiempo cronológico que no hace más que contradecirse cuando tiene la oportunidad con el psicológico. Se contrapone, se rebela, pero no siempre puede escaparse con su cometido. Las redes neuronales se confabulan para modelizar la realidad con tantos factores que ya perdemos la cuenta... y Cronos se rinde subyugado a los pies de un mundo que aunque meramente ficticio, lo abruma.
Muchas veces intentamos comprender las fuerzas misteriosas que gobiernan nuestros actos. En algunas ocaciones tenemos la convicción de que no son más que nuestra propia naturaleza corporizadas en geniales actos indelebles... pero también sucede que las vemos como a esos políticos que nadie votó. Nadie votó, ni lo volverá a hacer...
Afortunadamente, todavia nos quedan algunos misterios por descubrir, cambiantes temperaturas por desafiar, destinos predeterminados por sortear y rutinas por destrozar a pedazos con la fuerza de nuestras propias manos enfundadas en agendas Morgan.
Como estamos ya en Marzo, los descuentos de los organizadores de este año nos acercan día a día a nuestra fantasía de un mundo ascequible y moldeable bajo los caprichos de nuestra propia locura.
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